domingo, 23 de octubre de 2016

FRANK GEHRY

Nació en Toronto, Ontario, Canadá el 28 de febrero de 1929. Fue hijo de Irwin Goldberg y Thelma Caplan.
Fue un niño creativo desde pequeño que junto con su abuela, jugaba a construir ciudades con trozos de alambre, madera contrachapada y otros materiales restos de la ferretería de su abuelo. También le gustaba pasar el tiempo dibujando con su padre.
 Se trasladó a los 18 años junto a su familia a Los Ángeles, Estados Unidos. Consiguió un trabajo de repartidor y estudió en Los Angeles City College, antes de graduarse de la Universidad del Sur de California, Escuela de Arquitectura. Durante ese tiempo, fue miembro de la hermandad Alpha Epsilon Pi. Mientras estudiaba su carrera, un profesor le dijo que buscará otra profesión porque la arquitectura no era lo suyo.


Trabajó en la empresa Victor Gruen Associates. A los 32 abrió su propio estudio en Los Ángeles.
En sus primeras obras se observan influencias de 
Le Corbusier. Hacia 1972 comenzó a experimentar con la sobre posición  de materiales bastos en inusuales composiciones geométricas. La casa de Ron Davis en Malibú (California, 1970-1972), por ejemplo, cuenta con una cubierta trapezoidal. 
Entre otros proyectos significativos se encuentran el Museo Aeroespacial de California (1982-1984), Museo Guggenheim en Bilbao y el Museo de Arte de la Universidad de Toledo (Ohio, 1990-1992). El arquitecto finalizó su primer rascacielos en Manhattan en febrero de 2011, cercano al puente de Brooklyn en el Downtown.
Trabajo encargos institucionales, como el campus para la Loyola Law School (Los Ángeles, 1981-1984). Le dieron en 1989 el Premio Priztker. Además fue galardonado con la Medalla de Oro del AIA, la Medalla de Oro del RIBA, la Medalla Nacional de las Artes, el Premio de la Fundación Wolf de las Artes y el Woodrow Wilson Awards. El 7 de mayo de 2014, fue reconocido a sus 85 años con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. 

A continuación presentamos sus obras más significativas

Museo Guggenheim Bilbao
Se encuentra en el río del Nervión en Bilbao, España, el Museo Guggenheim se caracteriza fusión de formas curvas y con distintas alturas haciendo que sean visibles todas sus superficies. El cambio más importante fue el que Bilbao se ha convertido desde su construcción en un lugar turistico importante, haciendo que más que lo que se exhibe en el museo sea atractivo, es el edificio mismo el que crea la relevancia que ahora tiene su plaza.
De hecho, el fenómeno de la transformación de una ciudad se conoce hoy como el "Efecto Bilbao".
La forma metálica del exterior mirada desde arriba parece una flor, desde el nivel calle, el edificio se asemeja más a un barco, evocando la vida industrial del puerto de Bilbao. Construido en titanio, piedra caliza y vidrio, las curvas aparentemente aleatorias del exterior están diseñados para captar la luz y reaccionarse con el sol y el clima. Clips de fijación crean una pequeña deformación en el centro de los azulejos de 0.38mm de titanio, haciendo que la superficie pareciera tener ondas con los cambios de luz. Además que cuenta con el rió que refleja sus colores en el edificio.


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